viernes, 1 de octubre de 2010

New Orleans: Día 0



El día fue genial, aunque empezase fatal.

Todo fueron complicaciones por la mañana, y parecía que el universo no quería que llegásemos a la gran ciudad de Nueva Orleans (referido a partir de ahora como NO). La gente llegó algo tarde, tuvimos que esperar por el siguiente metro porque el primero estaba realmente lleno... Y, una vez llegados al avión, no quedaban sitios para colocar las bolsas de mano, por lo que ya me veis a mí, con mi mochila de viaje y mi portátil en un pequeño asiento del avión. Si llego a estar en el medio o en la ventana en lugar de en el pasillo acabaría muriéndome.

En fin, al llegar aquí tuvimos que esperar durante bastante tiempo, más de una hora. Yo, con el hambre que tenía y solo la pude saciar con una bolsa de Doritos y un Nestea grande de las máquinas que encontré justo cuando llegaron a recogernos, ¡una bendición!


Llegamos al instituto (enorme, y eso que solo vi una pequeña parte) y allí estaban esperándonos nuestros compañeros durante estos días de intercambio. Fue una escena muy emotiva y yo me encontraba con el corazón latiendo a 120 por hora. ¡Pensé que me iba a dar un infarto o algo así!

Tras muchas presentaciones de gente cuya cara o nombre no puedo recordar ahora mismo, Camille me llevó a su casa, donde pude instalarme y conocer a su familia. Son muy majos, y me estoy llevando muy bien con ellos. Salimos para que ella me pudiese enseñar un poco y cogimos el, según llamo yo, mini-trenecito. Acabamos en una tienda de yogurts que, según mi opinión, están buenísimos. ¡Algún día espero que podamos comer un yogurt allí todos juntos!

Durante el camino de vuelta, me enteré de un dato curioso. Todos los aficionados al deporte saben que los New Orleans Saints ganaron la Super Bowl este año. Eso era algo que yo también sabía, pero me contó una cosa de la que no tenía ni idea.

Antes del Katrina, los Saints eran un equipo muy malo. MUY malo, según me contaron. Y no fue hasta después del Katrina cuando empezaron a mejorar, tal vez porque se dijeron: "Tenemos que hacerlo por los habitantes,para alegrarles". Así que, menudo cambio en cinco años. De ser muy malos a los campeones.

En fin, para cenar comimos un pollo cuyo nombre aún no sé, y creo que la madre de Camille tampoco. Estuvimos hablando durante un tiempo, y me alegro bastante de poder llevar la conversación normalmente (incluso con el resfriado que llevo encima).

Mañana hay clases, así que supongo que habrá que madrugar para poder ir.

¡¡Nos leemos!!

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